sábado, 23 de marzo de 2013







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Algas: ¿la energía del futuro?


Enviado por Fabiola el Lun, 29/10/2007 - 18:44

Energía




Las algas verdes comunes, esas que se ven en cualquier estanque, podrían producir algún día energía almacenada en forma de hidrógeno, según investigadores australianos. Estas algas, debidamente modificadas en su estructura, podrían así transformar nuestra economía y la dependencia de los combustibles fósiles.


El equipo de trabajo del profesor asociado Ben Hankamer, de la Universidad de Queensland, reportan que han aumentado la eficiencia en la captura de la luz solar de las algas verdes que pueden generar hidrógeno.


Si el éxito continúa coronando este proyecto, los investigadores señalan que esto podría complementar o ser una vía alternativa a nuestra economía basada en el carbón y el petróleo. "Necesitamos urgentemente desarrollar e instalar nuevas energías que no produzcan CO2. Nuestro sistema cuenta con esta importante particularidad", declaran los investigadores.


El equipo de trabajo ha estado estudiando algas unicelulares fotosintéticas (Chlamydomonas reinhardtii). Las algas han desarrollado dos tipos de fotosíntesis, una de las cuales produce hidrógeno en ambientes bajos en sulfuro. Este gas hidrógeno podría ser cosechado desde un biorreactor, donde se concentre una gran cantidad de algas en cubas selladas que generen hidrógeno cada vez que son bañadas por la luz solar.


Pero los investigadores han encontrado algunos obstáculos para continuar: el mayor problema es que el alga es ineficiente capturando la luz solar, ya que un 90% de la luz que capturan se emite hacia fuera en forma de calor o de fluorescencia. Hankamer y sus colegas reportan que han interferido el ARN (ácido ribonucleico) de las algas, para introducir una modificación que permita a las algas atrapar eficientemente la luz solar. Esto es interesante, por cuanto ha logrado silenciar los genes responsables de la producción de luz y emisión de calor, abocando toda el alga a la producción eficiente de hidrógeno.


Las nuevas algas intervenidas genéticamente sólo ocupan la luz que necesitan y no la malgastan transformándola encalor o fluorescencia. Y como las nuevas cepas sólo ocupan unas pocas proteínas en la producción de luz, el color que desprenden es más claro que el verde natural de su especie, lo que también ayudará para que la luz penetre más profundamente al biorreactor.


Los investigadores aseguran que, además, las algas intervenidas son más resistentes a los daños de la luz que las cepas naturales. Esto es importante porque con la misma cantidad de luz, las algas pueden sobrevivir por más tiempo y reproducirse más, lo que con toda seguridad generará más producción de hidrógeno.


Hankamer y sus colegas han patentado esta nueva cepa de la alga, y el siguiente paso es incrementar la eficiencia en la captura de la luz: "tenemos que hacer más eficiente el proceso para hacerlo económicamente viable" declara Hankamer.
Impacto medio ambiental


Un biorreactor de algas tiene ventajas seguras, dice Hankamer. No sólo producirían energía renovable, sino que además las algas consumen más dióxido de carbono del que generan. Además tienen la ventaja sobre otras energías renovables, que no ocupan superficies arables de terreno, porque los biorreactores pueden ubicarse incluso en áreas desérticas.


Pero no está exenta de impactos negativos. Como nada es 100% seguro, explica Hankamer, se piensa cuidadosamente en la seguridad de los organismos genéticamente modificados (OGM's):


Los organismos y las algas no podrían escapar al medio ambiente, porque están envasados dentro de biorreactores sellados y localizados, por eso, ubicarlos en terrenos desérticos sería mucho más seguro frente a una eventual filtración de las algas genéticamente modificadas, además de ser más provechoso porque los biorreactores necesitan de una gran cantidad de luz solar, y qué mejor lugar que el desierto para ello.





Los últimos hallazgos de la investigación fueron publicados en Plant Biotechnology Journal. Sin embargo, otros equipos investigadores del mundo (España, Francia, Inglaterra, Alemania, Rusia, Nueva Zelanda y Estados Unidos) siguen trabajando para descubrir aplicaciones y posibilidades potenciales de estas algas tan comunes.


Fuente: News in Science. Fuente imágenes: Hintergrund, Universität Bielefeld; Foto rechts unten: Yoshiki Nishimura/Boyce Thompson Institute, Jurvetson.

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