lunes, 8 de abril de 2013
Martes, 24 de marzo de 2009 - 14:51 GMT
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Revés en lucha contra cambio climático
BBC Ciencia
El experimento no tuvo éxito debido a la voracidad de los anfípodos.
En los últimos años se han presentado todo tipo de experimentos para combatir los efectos del cambio climático, y uno de los más grandes que se han llevado a cabo es el de la llamada fertilización oceánica
Este método requiere "plantar" en el océano limaduras de hierro que estimulen el crecimiento de algas que absorban el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera.
Pero un estudio reciente demostró que el procedimiento no es exitoso.
El llamado Proyecto Lohafex -llevado a cabo por científicos alemanes e indios- requirió colocar seis toneladas de hierro en el Océano Antártico.
Con el hierro se "fertilizó" un área de 300 kilómetros cuadrados de océano.
Al inicio los investigadores pudieron presenciar un dramático aumento en el crecimiento de algas.
Pero a las dos semanas, éstas fueron consumidas por pequeñas criaturas llamadas copépodos -unos crustáceos muy pequeños que crecen de forma abundante en el agua.
"Teníamos la esperanza de que con este método podríamos retirar el exceso de dióxido de carbono de la atmósfera" expresa Victor Smetacek, del Instituto Alfred Wegener en Bremerhave, quien participó en la investigación.
"Se trataba de regresar el CO2 a su lugar de origen porque, en cierta forma, el petróleo que usamos originalmente estuvo hecho de algas".
"Pero nuestros resultados muestran que la absorción de CO2 es muy pequeña, casi insignificante", agrega.
Más crecimiento
Experimentos previos sobre fertilización oceánica -que está siendo probada desde hace una década- ya habían comprobado que las partículas de hierro sí logran estimular el crecimiento de fitoplancton, o algas.
El experimento fue llevado a cabo en el barco Polarstern.
Y cuando el fitoplancton muere cae al suelo marino, lo que significa que el carbono absorbido del aire efectivamente queda almacenado en el fondo del océano.
Los científicos, sin embargo, no contaban con el "hambre" de los copépodos que consumieron algas y que a su vez fueron consumidos por anfípodos, un tipo más grande de crustáceo.
Esto provocó una absorción mucho menor de dióxido de carbono que la que esperaban los científicos.
Un problema clave parece ser el tipo de alga que crece en respuesta al hierro adicional.
Otros experimentos han encontrado con el hierro un crecimiento abundante de diatomeas -un tipo de alga con una capa protectora de sílice (dióxido de silicio hidratado).
Pero en la zona del proyecto Lohafex, la población de diatomeas no aumentó debido a que el agua de la región mostraba una reducción de ácido silícico, la sustancia que posteriormente se convierte en sílice.
Algunos científicos creen que la fertilización con hierro es una teoría equivocada porque la falta de hierro no es siempre el factor que limita el crecimiento.
Y estos resultados, dicen, apoyan esta afirmación.
Pero otros investigadores, como Kenneth Coale -director de los Laboratorios Marinos Moss Landing, en California y quien ha llevado a cabo varios experimentos de fertilización de hierro- creen que el estallido inicial de fitoplancton indica que la teoría es viable.
"Hasta ahora hemos llevado a cabo experimentos que en total han cubierto el 0,04% de la superficie oceánica" dijo a la BBC.
"Todos han indicado que el hierro es el factor clave que controla el crecimiento de fitoplancton, y muchos experimentos han demostrado que hay un flujo de carbono hacia el suelo marino -pero éste último es la excepción".
El objetivo ahora, dice, es entender mejor los varios ecosistemas que se encuentran en el océano para que la fertilización se lleve a cabo en zonas que contienen los tipos "correctos" de organismos.
El proceso de formación de algas puede observarse desde satélites.
Controvertido
El proyecto Lohafex fue muy controvertido desde el principio.
La organización ecologista Greenpeace pidió detenerlo porque dijo, era peligroso.
Según el grupo desechar limaduras de hierro en el mar es contaminante y está prohibido según los acuerdos internacionales, incluida la Convención de la ONU sobre Diversidad Biológica.
"Hay dos cosas que nos preocupan" dijo a la BBC David Santillo, científico de Greenpeace.
"Una es el impacto directo de estos experimentos, ya que cada vez se llevan a cabo en zonas más grandes con un impacto cada vez mayor".
"Pero la segunda y más importante, es que si vamos a perseguir este método como una estrategia de mitigación climática deberíamos analizar cuál será el impacto de manipular el océano a una escala enorme y cuáles serán los efectos potencialmente irreversibles en los ecosistemas", agrega.
A pesar de estas preocupaciones, la compañía comercial Climos planea llevar a cabo un experimento mucho más grande que cubrirá 40.000 kilómetros cuadrados de océano.
Y si demuestra que la técnica para capturar grandes cantidades de gases de efecto invernadero funciona, recibirá eventualmente fondos del mercado de intercambio global de emisiones de carbono.
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